Armonía de ojos
Entré a la sala llena de mujeres de más de cuatro décadas, se sentía bien, no sé si era algo en la brisa o que era media mañana y no había comido nada. Un incienso estaba encendido junto a una pequeña mesa con fotos de personas que no conocía, digamos que era un altar improvisado. Logré situarme en medio de la sala, frente al altar, y me senté en una alfombra que me recomendaron llevar. Entonces llegó un tipo con una camisa amarilla de mangas cortas, un pantalón color crema y sin zapatos, llegó con una mirada penetrante y desde que lo vi, supe que era él quien estaba detrás de todo. Se sentó en una ordinaria silla de plástico y empezó a hablar, su voz extrañamente me recordaba la existencia de la caña de azucar y

-Se pueden mover lentamente- dijo la suave voz. Entonces me acosté y esperé la orden para la apertura de mis párpados.
El hombre empezó a hablar sobre la Academia y Bhagavan. No podía desistir mi mirada cuando me veía, parecía que éramos sólo él y yo. Parecía una guerra, una guerra en la que perdían las pupilas que se perdieran. Y repito, no fue amor a primera vista, fue algo diferente. Entonces la sesión terminó y con un veloz "chao" llegué para acá a explicarlo todo, aunque dudo que lo puedan vivir de la manera en que yo lo hice.